Hoy se cumplen 208 años del Éxodo del Pueblo Oriental.
Sin lugar a dudas, el acontecimiento histórico que marca el nacimiento de sentir oriental del pueblo uruguayo. En octubre de 1811, el ejército artiguista triunfante en la Batalla de Las Piedras, que había debido levantar poco antes el Primer Sitio de Montevideo ocupado por las fuerzas del Virrey Francisco Javier de Elío, había constituido campamento en las márgenes del Río San José, cerca de la ciudad de San José de Mayo.
La firma del Armisticio, al retirársele el apoyo de la Junta de Buenos Aires, colocaba al campamento oriental en una situación insostenible por ello, el 23 de octubre de 1811, al conocerse la noticia de que el Armisticio finalmente se había celebrado; como consecuencia de ello el ejército enviado por Buenos Aires, a las órdenes de Rondeau, levantó el sitio y se retiró.
Artigas había sido designado Jefe de los Orientales, en una reunión realizada en la Quinta de la Paraguaya.
Pero, al igual que ocurriera poco antes al haber acatado Artigas la orden de Buenos Aires de levantar el Sitio de Montevideo, la gran cantidad de familias que acompañaban al ejército se plegó a ese desplazamiento.
Luego de una semana de marcha, entrando a tierras del actual Departamento de Soriano, la columna acampó el 3 de noviembre en las puntas del arroyo Cololó.
Les tomó varios días atravesar el Río Negro en el Paso del Yapeyú, reiniciándose la marcha el día 13 de Noviembre hacia Paysandú, por donde pasaron el 21 de ese mes.
El 1º de diciembre acamparon en las costas del arroyo Quebracho; el día 4 lo hicieron en el arroyo Chapicuy, y a partir del día 7 les tomó otros tres días cruzar el Río Daymán, para dirigirse siempre al norte, hacia la ciudad de Salto.
Llegados a Salto, dispuso Artigas el 14 de diciembre efectuar un relevamiento de las personas que integraban la columna, dando lugar al histórico documento conocido como Padrón de las Familias Orientales.
La columna se dispuso entonces a atravesar el Río Uruguay, como medida de defensa ante las fuerzas portuguesas del Brasil, y españolas de Montevideo.
A principios de 1812, desplazándose por la costa oeste del Río Uruguay, llegaron a la costa del arroyo Ayuí, acampando definitivamente en sus montes.
El éxodo desde una perspectiva militar. 23 de octubre de 1811...
Fecha que se considera como el inicio del Éxodo del Pueblo Oriental, la primera y más grande demostración de logística en apoyo al General José Gervasio Artigas.
A 30 años del final de la pared que dividió dos mundos: por qué se construyó el Muro de Berlín y qué significó para la Guerra Fría
Los 43 kilómetros de concreto que partían a la ciudad en dos fueron el mayor símbolo del conflicto entre el occidente capitalista y el este comunista, que dividió al planeta desde el fin de la Segunda Guerra hasta la disolución de la Unión Soviética
Por Darío Mizrahi 2 de noviembre de 2019
dmizrahi@infobae.com
Los cuatro conformaron el Consejo de Control Aliado como órgano de gobierno de Alemania. Se pensó como algo provisorio, hasta que todas las partes estuvieran de acuerdo en que el país podía volver a autogobernarse. Sin embargo, la desconfianza entre las naciones occidentales y la URSS creció a gran velocidad. La competencia entre Washington y Moscú por convertirse en la potencia hegemónica en el nuevo orden mundial que empezaba a surgir, con modelos políticos, económicos y sociales antagónicos, frustró cualquier acuerdo. Alemania y Berlín sufrirían las consecuencias de ese enfrentamiento. Infografía: Marcelo Regalado La división de Alemania... y del mundo La Unión Soviética abandonó el Consejo de Control Aliado en 1948. Fue la señal más clara de que Alemania, lejos de ir hacia una reunificación, se dirigía hacia una partición en dos países diferentes, con sistemas opuestos. Con la intención de convertir a “su” Alemania en un Estado vasallo, el Kremlin impulsó la fusión del Partido Comunista Alemán con el Partido Socialdemócrata, lo que dio lugar a la formación del Partido Socialista Unido de Alemania (SED por la sigla en alemán). Desde 1946 empezó a funcionar un gobierno local comandado por la nueva fuerza, que avanzó con un plan de nacionalizaciones, siguiendo los lineamientos de la economía centralizada. La ocupación soviética terminó formalmente el 7 de octubre de 1949, con la fundación de la República Democrática Alemana (RDA) —Alemania Oriental—. Abarcaba los cinco estados del este que estaban bajo control ruso: Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Brandeburgo, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia. De todos modos, el Ejército Rojo nunca abandonó el país y permaneció como una fuerza de última instancia para mantener el orden ante desbordes, como ocurrió con los levantamientos de 1953.
Cuando el 9 de noviembre anunció que sus ciudadanos podrían visitar la RFA, el Muro dejó de tener sentido y miles de personas empezaron a tirarlo abajo. La demolición oficial se inició el 13 de junio de 1990 y el proceso culminó el 3 de octubre, con la reunificación alemana. En rigor, la RDA dejó de existir y sus estados se incorporaron a la RFA, adoptando su sistema político y económico. “El Muro fue y sigue siendo el símbolo icónico de la Guerra Fría, aunque fue construido al menos 14 años después de su inicio. Marcó la realidad visual del conflicto Este—Oeste. Fue la encarnación en concreto y alambre de púas de la metafórica ‘Cortina de Hierro’ descrita por Churchill en 1946. Terminó simbolizando el propio sistema comunista. El Muro parecía ser la última construcción inhumana que encarcelaba a toda una población, privando de sus derechos básicos a los alemanes orientales. Por eso, cada una de las 140 personas asesinadas en el Muro de Berlín representa esta aspiración de libertad. La caída del Muro, hace 30 años, reforzó esta imagen porque significó el fin de la Guerra Fría, el fin de la división de una ciudad, de un país, de un continente”, concluyó Buffet.
Buenos días. Hoy es el 202° Aniversario de la fecha fundacional de la Armada Nacional.
Que el próximo año se concrete en las necesarias adquisiciones de material flotante.
URUGUAY EN LA GUERRA MUNDIAL Aniversario del Graf Spee, día 1: una cruenta batalla naval estremece a Punta del Este El acorazado alemán Admiral Graf Spee se enfrentó con los cruceros británicos Exeter, Ajax y Achilles; por la noche el Spee entró al puerto de Montevideo. LUIS PRATS Viernes, 13 Diciembre 2019 04:00 Una recreación de la batalla en la que participó el Graf Spee frente a la costa uruguaya. Foto: Archivo El País A las 6:17 de hoy, miércoles 13 de diciembre de 1939, un cañoñazo surcó el cielo diáfano de estas vísperas del verano, a 280 millas náuticas de Punta del Este. Y ese estrépito colocó a Uruguay en el mapa de la guerra que sacude al mundo.
Media hora después del amanecer, el vigía del buque alemán Admiral Graf Spee divisó las siluetas de tres navíos de guerra. El capitán Hans Langsdorff interpretó que escoltaban un convoy comercial, por lo cual decidió atacar.
Se trataba de tres cruceros, el Exeter, el Ajax y el Achilles, parte de un grupo de 23 barcos encomendados por el Almirantazgo británico precisamente para dar caza al Graf Spee.
Los cruceros respondieron de inmediato y se desplegaron para obligar a su enemigo a dividir el fuego.
Se generó entonces una intensa batalla, que dejó más de un centenar de muertos entre ambos bandos, 68 en las naves aliadas (casi todos en el Exeter), 36 en la alemana, además de numerosos heridos. Uno de estos, el propio Langsdorff. Los contendientes. El Admiral Graf Spee, conocido como “acorazado de bolsillo” debido a sus dimensiones que siguen las restricciones impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles tras la Gran Guerra (1914-1918), es sin embargo un barco con avanzadas innovaciones.
Su nombre recuerda al vicealmirante Maximilian von Spee, que murió junto a dos hijos en la batalla de las Malvinas, de la cual se cumplieron 25 años la semana pasada.
El estallido de la guerra, el 1 de septiembre de 1939 con la invasión nazi a Polonia, encontró al Graf Spee en alta mar, ya en su misión de capturar y hundir barcos de transporte enemigos, aunque la orden del régimen de Adolf Hitler era evitar entrar en combate con naves de guerra. Desde el 30 de septiembre pasado, su audaz derrotero de moderno corsario por el hemisferio sur determinó el hundimiento de nueve mercantes. El primero en irse a pique fue el Clement, próximo la ciudad brasileña de Pernambuco. Los últimos fueron el Doric Star el 2 de diciembre, el Tairoa el día 5 y el Streonhalh el 7, en diversos puntos cercanos a África del Sur. Pese a esa destrucción, el capitán Langsdorff siempre respetó las vidas de los tripulantes de los barcos hundidos, tal como lo prescriben las normas de la guerra naval. Muchos de ellos fueron trasladados al buque de aprovisionamiento Altmark, con el cual se encontraba periódicamente para recargar combustible y vituallas; otros están a bordo del propio Spee.
El Almirantazgo británico destinó 23 buques a la caza del Graf Spee: catorce cruceros, cinco portaviones y cuatro acorazados, divididos en nueve grupos. Uno de ellos, identificado como Fuerza G y al mando del comodoro Henry Harwood, está integrado por los cruceros livianos Ajax (inglés) y Achilles (neocelandés) y el crucero pesado Exeter (inglés). Una cuarta unidad, el crucero pesado Cumberland, se encuentra en las islas Malvinas para reparaciones. Los primeros despachos que transmitieron hoy las agencias de noticias daban cuenta que el barco alemán que participaba en la batalla era el Admiral Scheer, un gemelo del Spee, pero finalmente se confirmó que se trataba del acorazado al mando de Langsdorff.
Debe anotarse que como “buque fantasma”, el Spee suele utilizar varios trucos, como llevar olas pintadas en el casco para simular que navega a mayor velocidad, añadir chimeneas falsas para camuflarse o izar banderas de otras naciones como engaño.
Sin embargo, los alemanes no pudieron utilizar el hidroavión del Spee, declarado fuera de servicio justamente ayer por averías sufridas debido a que su diseño se reveló inadecuado para las operaciones en alta mar. El avión le hubiera resultado útil para las maniobras de exploración antes del combate.
El barco alemán Admiral Graf Spee. Foto: Archivo El País.
La batalla. Luego de sus últimos ataques a mercantes, la idea de Langsdorff era regresar a Alemania para que su barco recibiera mantenimiento, pero la posibilidad de golpear al enemigo a las puertas del Río de la Plata, escenario de un intenso tráfico comercial con Gran Bretaña, le hizo cambiar de idea y contrariar las órdenes de Berlín.
Después del primer disparo lanzado desde el Graf Spee, el combate se volvió despiadado. El buque alemán concentró su poder de fuego contra el Exeter, el más poderoso de sus adversarios, disparando proyectiles que pesan más de 300 kilogramos. El Achilles y el Ajax eran más rápidos que el Spee, pero este dispuso del mayor alcance y calibre de sus cañones (entre ellos, seis de 280 mm y ocho de 150 mm).
Los cruceros livianos contraatacaron, colocándose a ambos lados del “acorazado de bolsillo”, logrando acertarle en el casco y la cubierta. De esa forma, aunque este logró provocar graves daños al Exeter, también sufrió averías importantes.
Poco después de las 7.30, el Exeter estaba prácticamente fuera de combate, además de sufrir más de 60 bajas entre muertos y heridos. Harwood dispuso que se retirara a las Malvinas. Al mismo tiempo, el comandante británico solicitó el envío del Cumberland al Río de la Plata. Langsdorff ordenó luego desplegar una cortina de humo para ocultar su nave, seguramente pensando que los dos barcos enemigos que seguían en combate podían atacarlo con torpedos.
A las siete de la mañana el fuego más intenso cesó. La incógnita que quedó en el aire es por qué Langsdorff no buscó rematar al Exeter.
Después de algunas horas, el Graf Spee se dirigió hacia la costa uruguaya, perseguido por el Achilles y el Ajax. El intercambio de disparos sin embargo continuó.
La cobertura que El País hizo del combate naval. Foto: Archivo
Al mediodía, el rumor de que frente a Punta del Este estaba librándose un combate naval corrió por los círculos políticos y diplomáticos en la capital uruguaya. El embajador británico, Eugen Millington Drake, se encontraba en la sede del Montevideo Rowing cuando fue alertado por una llamada telefónica, lo que lo llevó a abandonar presuroso el local.
El rumor llegó por supuesto a Punta del Este. Sobre la tarde comenzaron a verse columnas de humo sobre el horizonte, que comenzaron a confirmar la sensacional aunque estremecedora noticia. El crucero Uruguay. A las 18.15, el crucero Uruguay de la Armada Nacional, al mando del capitán Fernando Fuentes, avistó al Graf Spee a unas ocho millas del balneario. Quince minutos más tarde, también divisó a los navíos británicos y maniobró para evitar que estos se acercaran a la costa.
Testigos en Punta del Este aseguraron que a esa hora desde la playa podía escucharse el estampido de los cañones. En ese momento, un vapor de pasajeros, que se dirigía de este a oeste, cruzó la zona.
Se indicó también que sobre las siete de la tarde, a unas 12 millas de la costa, el Graf Spee volvió a disparar, con respuesta de sus enemigos.
El navío alemán se dirigió entonces hacia Montevideo, lo cual fue interpretado como la intención de refugiarse en el puerto de un país neutral para realizar reparaciones. Sin embargo, el Ajax y el Achilles no le perdieron la pista.
Último momento: el Graf Spee en el puerto de Montevideo A última hora de hoy entró al Puerto de Montevideo el “acorazado de bolsillo” alemán Graf Spee, uno de los protagonistas de la batalla naval registrada horas antes frente a Punta del Este.
El buque llegó al puerto sin aviso previo y ni siquiera utilizó un práctico para ingresar, como es de orden. La navegación por el Río de la Plata fue realizada por oficiales alemanes a bordo del Spee que tenían experiencia en el estuario.
Con el recinto portuario en sombras, apenas un reflector iluminaba hacia el Cerro. En ese marco, la figura del navío del Tercer Reich, pintado de un gris claro, alcanzó un tono espectral cuando ancló en el antepuerto.
Pese a ser conocido como “acorazado de bolsillo”, se trata de una nave de enorme porte: 186 metros de eslora y 21,5 metros de manga. Su desplazamiento oficial, siguiendo las previsiones del Tratado de Versalles, es de 10.000 toneladas, pero se sospecha que en realidad supera las 16.000. Sus torretas con cañones le dan un aspecto amenazador. Se asegura sin embargo que sufrió diversas averías durante el combate.
El guardacosta Juan Antonio Lavalleja se acercó hasta el Graf Spee con el embajador de Alemania en Uruguay, Otto Laumann, a bordo.
Se informó también que los buques Ajax y Achilles esperan a su enemigo en las cercanías del Banco Inglés.
Con el Graf Spee en Montevideo y los barcos británicos frente a la costa uruguaya, las derivaciones de la batalla son imprevisibles.